Memories..
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
viernes, 17 de mayo de 2013
ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING AMOROSO ZAPPING
AMOROSO ZAPPING AMOROSO
Si hoy todo
es descartable, todo dura poco, todo es efímero, si todos perdieron la fe en el
amor, en lo duradero, en perdurar, si mi propia experiencia me dice lo mismo
que ellos creen.
¿Cómo hago?
lunes, 13 de mayo de 2013
domingo, 5 de mayo de 2013
jueves, 2 de mayo de 2013
Te he mentido. Justo lo que te juré que jamás haría. Lo he
hecho. Repetidas veces. Aunque eso no es lo peor. Lo peor es que lo he venido
haciendo desde el primer día. Desde que te conocí.
Te dije que por fin te había encontrado. Te dije que eras mi
uno entre un millón. Te intenté explicar que jamás me había sentido así. Que tú
serías mí antes, y mí después. Y que si tú me querías, ya no buscaba más.
Después te dije que esto era lo que siempre había deseado.
Te conté que amaba la estabilidad que me proporcionabas. Por la prisa de estar
contigo. Por la calma de estar junto a ti.
Te puse en el lugar de mis inquietudes, creyendo que así,
igual por inanición, mataría a la bestia. E ignoré que esa bestia, si no come
inquietudes, me come a mí.
Te vendí fidelidad que, más que fidelidad, fue represión. Te
vendí una exclusividad que, más que exclusividad, fue prohibición. Te vendí un
compromiso que, más que compromiso, fue soledad.
Y tú decidiste comprar. Creíste que cambiaría. O mejor. Me
creíste cuando te dije que cambiaría. Decidiste creerme. Al igual que yo,
necesitaste creer para poder querer.
Y dejé de probar. Dejé de probar, para probar contigo. Y
todo lo que probamos fue deliciosamente inolvidable. Pero no fue lo que había
probado sin ti. Probamos, nos probamos y nos gustó lo que probamos, que fue muy
diferente a lo que no podíamos volver a probar jamás. Y eso, la imposibilidad
de volverlo a probar, fue lo que, seguramente, lo hizo mucho más apetecible de
lo que realmente es.
Vaya par de nómadas que se hicieron los sedentarios, no sé a
quién quisimos engañar. Pero qué lindo engaño, la verdad. Ojalá todos los
engaños tuviesen momentos tan dulces como los nuestros. Ojalá todas las
mentiras llevasen tanta razón, tanta verdad.
Discúlpame, te lo ruego, te lo sigo rogando. No sé ni cómo
me lo vuelvo a creer yo cada vez. Me he contado ese cuento tantas veces que
hasta mis mejores amigos pasan apuros haciéndose los crédulos. Me quedé muy
solo estrenando ilusión cada primera vez. Y aún así, desde dentro de esta
locura, cada vez vuelve a ser lo único cierto, lo más real que existe, lo más
grande que hay y que probablemente viviré jamás.
Se que me volverá a ocurrir. Este para siempre que dura un
rato. Este nunca más que siempre vuelve. Volveré a desmentir todo lo que he
escrito aquí, volverá a parecerme todo un ensayo, volveré a ser increíble y
volverá un por fin a perder el por.
No me mires así. No es algo de lo que me pueda sentir
orgulloso. Piensa que el hecho de que yo te mintiese no significa que fueses tú
el único engañado.
Ya no nos voy a engañar más.
Me veo capaz de volverme a mentir.
Pero ya no contigo.
Ya no contra ti.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)